martes, 20 de diciembre de 2016

¿JPEG o RAW?


 En realidad, se trata de una elección sencilla. Si no se desea procesar las imágenes, se selecciona JPEG. RAW, por otra parte, es útil cuando se quiere procesar las imágenes en el PC.
 Las imágenes JPEG se comprimen y la cámara las procesa según la configuración previamente seleccionada para permitir la impresión inmediatamente después de captar la foto. El procesamiento es anterior a la toma, por ejemplo, con los adecuados ajustes del balance de blancos y de estilos de imagen. El efecto de estos ajustes no se puede revertir completamente a posteriori.
 Con el formato JPEG se puede elegir también el nivel de compresión del archivo, aunque al comprimirlo se pierden algunos datos: cuanto mayor nivel de compresión, menor será el archivo y su calidad de imagen será inferior. La calidad de compresión de la cámara se debe mantener en el mejor nivel posible, siempre que haya espacio en la tarjeta de memoria.

RAW para procesar las imágenes

 Los archivos RAW contienen todos los datos captados por el sensor, sin pérdidas. Las imágenes RAW incluyen más datos de la imagen que las JPEG. La profundidad de color de las imágenes RAW también es mejor: en comparación con las imágenes JPEG de 8 bits (256 colores), las imágenes RAW tienen colores de 12 ó 14 bits (4096 ó 16384 colores).
 Los archivos RAW normalmente requieren un procesamiento posterior en el PC, aunque hay algunos modelos de cámaras (p. ej., la Canon EOS 60D) que permiten ajustar las imágenes RAW.
 Los archivos RAW son notablemente más grandes que los JPEG, por lo que la tarjeta de memoria almacenará menos imágenes RAW. Además, debido al mayor tamaño de los archivos, el número máximo de disparos en ráfaga es menor.
 Para muchos fotógrafos, la mayor ventaja de formato RAW se demuestra in situ: se pueden concentrar mejor en el disparo porque el balance de blancos, la exposición final y otras configuraciones se pueden ajustar posteriormente utilizando un programa de ordenador. Una imagen RAW es como un negativo digital que se puede procesar posteriormente.
 Muchos fotógrafos profesionales utilizan exclusivamente el formato RAW. Los profesionales tienden a utilizar el formato JPEG sólo cuando saben que sus fotos deben procesarse con rapidez (para periódicos, por ejemplo) o bien cuando tienen que disparar ráfagas largas, que es un requisito en fotografía de deportes.
 RAW también es una buena elección para los aficionados que desean conseguir la mejor calidad de imagen posible y que están dispuestos a dedicar tiempo a procesar sus mejores fotos en el PC.
 Las ventajas de ambos formatos se pueden obtener utilizando la configuración RAW+JPEG, en la que la cámara guarda dos versiones de cada imagen simultáneamente. El fotógrafo decide posteriormente cuál de los originales debe archivar.



 Distintos fabricantes de cámaras utilizan diferentes formatos RAW. El formato puede variar incluso entre distintos tipos de cámara. Para procesar archivos RAW se necesita el software del fabricante de la cámara que abre los archivos RAW generados por ella.
 En particular, las imágenes RAW guardadas por las cámaras Canon EOS (extensión de archivo .CR2 ó .CRW) se pueden procesar con el programa Digital Photo Professional. Además, otros varios programas pueden procesar este tipo de imágenes, siendo los más conocidos Adobe Photoshop, Photoshop Lightroom y Apple Aperture.
 Tras su procesamiento es posible imprimir las imágenes de archivos RAW. La imagen final que se imprimirá, o que se utilizará de cualquier otro modo, se puede guardar, por ejemplo, como un archivo JPEG o TIF. 
 Si se conserva el archivo RAW original, se pueden producir con facilidad distintas versiones de la misma imagen. Experimentar… cambiar los tonos, la definición, el contraste… ¡el único límite es la imaginación!

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